Entrevista 2

¿Cómo preparó su interpretación?

Viajé a África muy pronto, poco después de leer el guión. Mi objetivo era conocer el acento de la gente de Sierra Leona, y los referentes culturales. Todo eso era nuevo para mí. Estuve leyendo muchas cosas sobre el país, pero tenía la sensación de que no había aprendido todo lo necesario para conocer cómo se comportaría Danny Archer, mi personaje, si hubiera existido realmente. Conocí a mercenarios reales, parecidos a él. Se reunieron conmigo muchas veces y me contaron detalles de sucesos reales que me ayudaron en mi trabajo.

¿Era África exactamente como lo esperaba?

No, porque tenía una visión idílica. Obviamente, se pueden hacer safaris, en los que ves la belleza natural. Nadie que llegue hasta allí debería perderse la selva y la vegetación: es impresionante. Pero en Sudáfrica y Mozambique, todo esto quedaba en un segundo plano, pues lo que realmente me llamó la atención fue la gente. Vivían en condiciones paupérrimas, pero su espíritu era muy positivo. Lo que transmiten es que el sufrimiento no es incompatible con la felicidad.

¿Esto le ha servido para distanciarse de los excesos de Hollywood?

Creo que sí, porque filmar en África es una experiencia tan distinta que vuelves a casa cambiado por completo. Por muy frívolo que seas, cuando llegas ahí, es difícil distanciarse de problemas como el sida, la falta de acceso al agua, el hambre y tantas cosas. Eso te da que pensar. Y sobre todo, desde entonces, cuando me entrevistan, me gusta hacer un llamamiento a la gente para que siga participando en campañas de ayuda contra la pobreza. Cuando estás allí, te das cuenta de lo importante que es esa ayuda. Lo pensé cuando descubrí un orfanato de niños que son capaces de salir adelante gracias a la ayuda de Occidente. La ayuda es esencial.

Su personaje es un tipo gris, de dudosa moral. ¿Busca aposta papeles difíciles que no respondan exactamente al prototipo de héroe?

Intento hacer de todo. Estoy abierto a cualquier género y a películas de cualquier tipo. Acepto en función de la autenticidad del guión. De forma inconsciente, acabo decantándome por personajes que sufren complejos conflictos dramáticos. Es cierto que me gustan los personajes conflictivos, que hagan pensar al espectador. Y sobre todo, nunca hago películas de personajes que se parezcan demasiado a mí.

Creo que en efecto es un personaje difícil, porque se aprovecha de su entorno. Tiene cierta responsabilidad en lo que ocurre, en que la gente sufra. Pero a pesar de que es un oportunista, se fija en lo que está haciendo Solomon: buscar el diamante para sacar adelante a los suyos. Esto le da que pensar, y evoluciona.

¿Le ha costado quitarse el sambenito de "niño guapo" y que le ofrezcan esos papeles tan interesantes?

Muchas estrellas se quejan de que tienen ese problema, pero lo cierto es que a mí no me ha pasado. La realidad es que siempre me ofrecen papeles buenos. Quizás ha sido cuestión de suerte, pues he crecido rodeado de actores y es cierto que muchos de ellos no han sido tan afortunados como yo. Me ha tocado la lotería, con papeles como los de Diamante de sangre o Infiltrados. Mi única baza es que una vez que Scorsese me ha elegido, me he esforzado mucho por demostrarle que no ha metido la pata, que realmente yo era adecuado para el trabajo.

Ha sido una sorpresa que te hayan nominado al Oscar por tu papel en Diamante de sangre, cuando todo el mundo pensaba que lo harían por Infiltrados. ¿Prefieres este papel a tu trabajo con Scorsese?

Estoy muy orgulloso de las dos películas. Puede parecer que te estoy dando una respuesta facilona, pero lo curioso es que estoy siendo sincero. Ambas han sido bien tratadas por la crítica, así que pienso que gran parte del público estará conmigo en que son dos películas únicas. Eran difíciles de hacer. Yo me siento muy orgulloso de que me hayan dado dos papeles tan buenos, y si las películas han quedado bien ha sido gracias a todo el equipo. En cuanto a los premios, no dependen de mí. Escapan a mi control. No soy yo quien tiene que decidir. Sólo puedo decir que estoy muy contento de que me hayan nominado, y que estoy orgulloso de que haya sido por esta película.

¿La película ha cambiado algo en relación con el comercio de diamantes procedentes de zonas de guerra?

Sobre todo, se han publicado muchos artículos sobre el tema, es decir, que nuestra película ha dado qué hablar. Hubo tensión antes del estreno, y las empresas de comercio de diamantes iniciaron campañas informando al público sobre su forma de trabajar. Me atrevo a decir que gracias a la película hemos ganado en transparencia. También han informado al público de que venden diamantes de países adheridos al Proceso de Kimberley. Para que un país participe en el Proceso de Kimberley debe dar una serie de garantías, como que el diamante no financia a un grupo rebelde que tenga como objetivo derribar a un gobierno reconocido por la ONU.

Esperamos que Hollywood, la gran industria del espectáculo, haya puesto su maquinaria del lado de una causa justa. Queremos que cada vez la gente se fije más en dónde compra los diamantes, que sea un lugar donde no se trabaje con productos que provienen de zonas de conflicto.

¿Qué ha sacado en claro trabajando con el director Edward Zwick?

He aprendido que tu estado de ánimo no debe influir en tu interpretación. Por ejemplo, es un director muy exigente y te puede pedir una toma adicional cuando estás muy cansado. Pues bien, en ese momento piensas que no das más de sí, pero la realidad es que la película quedará filmada para siempre y a ti el cansancio se te habrá olvidado unas horas después. Por eso, creo que se puede hacer un esfuerzo suplementario, si es necesario, para que la película salga bien. El dolor es temporal y la película es para siempre.

Empecé muy joven, con Critters 3 y algunas series. Pero mi primer director importante fue Michael Caton-Jones, que me convirtió en el protagonista de Vida de este chico, con Robert De Niro. Caton-Jones me transmitió valiosos conocimientos sobre ética del trabajo.

¿Qué estás preparando ahora?

Estoy involucrado, desde hace tres años, como productor y guionista, en un documental titulado 11th Hour (la hora 11), sobre temas medioambientales. La idea es que sesenta expertos hablen de los problemas más impactantes que sufre el medio ambiente en la actualidad.

Decidí rodar este documental, con las cineastas Nadia Conners y Leila Conners Petersen, porque tengo una impresión muy negativa de los debates televisivos. Siempre que sale un científico hablando de problemas serios, le tienen que poner enfrente, para compensar, a un político empeñado en demostrar que no existen razones para preocuparse, a base de frases demagógicas. Mi impresión es que a los científicos no les dejan hablar. La idea del documental es dejarles que den su opinión libremente.

¿Qué le parece la fuerte presencia de películas en español en los Oscar de este año, con las seis nominaciones de El laberinto del fauno, y que Penélope Cruz compita como mejor actriz?

Es estupendo que cada vez haya más presencia extranjera en Hollywood. Es un síntoma de que nuestro cine es cada vez más consciente del mundo en su conjunto. También denota que se ven películas en español, lo que siempre es enriquecedor. También me parece muy importante la presencia en los Oscar de este año de África, en películas que tratan sobre problemas del continente, como Diamante de sangre y El último rey de Escocia.

FUENTE: www.decine21.com