Entrevista 1

E.S. Ésta es la primera película que produce. ¿Qué es lo que le atrae del personaje Howard Hughes?

L.D. Leí un libro sobre él cuando tenía 21 años que me fascinó. Desde entonces deseaba hacer una película sobre Hughes. Lo que me atrajo no fue tanto su forma de vida como su ética de trabajo. Fue uno de los [Leonardo Dicaprio] mayores símbolos de este país; un soñador y un visionario que destacó en todo lo que hizo, y mantuvo relaciones con las mujeres más bellas. Además, fue el último personaje público que supo mantener su privacidad.

E.S. La película vuelve a reunirle con Martin Scorsese, director de Gangs of New York.

L.D. Antes de hacer Gangs of New York ya deseaba trabajar con él. Cuando cumplí 17 años, cambié de representantes porque los nuevos me prometieron que podrían conseguirme una cita con él. Es un genio y espero que esta vez logre el Oscar.

E.S. ¿Pensó en algún momento que llegaría a conseguir la fama que le proporcionó Titanic?

L.D. No y no espero volver a alcanzar esa popularidad, no la deseo. Titanic transformó mi vida. De repente me vi perseguido por los paparazzi por lugares por los que siempre había conducido o paseado tan tranquilo. Fuese donde fuese, había alguien dispuesto a filtrar historias sobre mí. Una vez una fanática se me colgó de la pierna en un aeropuerto. Era una escena propia de un documental de los Beatles o de Elvis. Era surrealista.

E.S. También tiene fama de juerguista.

L.D. Tal vez tendría que haber pasado más tiempo en casa, pero con 20 años lo que quería era disfrutar. No lamento nada de lo que he hecho, ha sido una buena escuela.

E.S. ¿Pero era cierto lo que se decía de usted?

L.D. Una vez que estás en el punto de mira, la gente exagera todo lo que haces. Quieren promocionar sus restaurantes, sus hoteles, sus clubes.

E.S. ¿Por qué sólo cuatro películas en siete años?

L.D. Tras Titanic me dediqué a cosas que nada tenían que ver con mi profesión. En lugar de relacionarme con actores y directores lo hacía con publicistas, representantes y periodistas. Era frustrante, molesto y una pérdida de tiempo. Un actor no tiene control sobre la manera en que lo presentan los medios.

E.S. Parece que ahora se ha centrado.

L.D. Tengo más claro que nunca que no deseo volver a ser un personaje público. No estoy interesado en la fama ni en el dinero. Sólo me importa ser actor.

E.S. Pero todo el mundo desea alcanzar el éxito.

L.D. El éxito es poder hacer las cosas en las que crees.

E.S. ¿Cómo ha logrado tener los pies en la tierra?

L.D. Gracias a un grupo de amigos, algunos de la escuela. Ellos han hecho que siga cuerdo. Hemos sido capaces de reírnos de todo. Y mi madre me ayuda a mantener la cabeza sobre los hombros. Me recuerda que actuar es simplemente un trabajo.

E.S. Ha concedido pocas entrevistas desde Titanic.

L.D. Mi humor sarcástico no siempre encaja bien con las entrevistas. Eso fue lo que ocurrió cuando me preguntaron si había probado heroína para preparar Diario de un rebelde y respondí: «Me convertí en heroinómano y llegué a prostituirme». Era un chiste, pero la gente lo creyó. Por eso, ahora, cuando concedo una entrevista, trato de ser todo lo sobrio y aburrido que puedo.

E.S. ¿No piensa volver a hablar sobre su vida personal?

L.D. Quiero que mi persona sea un misterio. Una carrera duradera tiene mucho que ver con que la gente no sepa quién eres. Siempre surgen nuevas facetas en ti como ser humano y quiero ser capaz de mostrarlas poco a poco. No quiero que todo el mundo sepa quién soy y qué pienso.

E.S. Su infancia ha sido bastante atípica.

L.D. Crecí en un barrio pobre de Hollywood. Dormía sobre cajas de cómics y mi zona de juegos era una chatarrería con adictos al crack. Muy cerca había seis sex-shops y un prostíbulo. Y mucha violencia. Era un barrio duro, pero fantástico para crecer. Desde pequeño sabía de qué iba la vida. Así que puedo identificarme con un tipo de clase trabajadora. Crecer en ese ambiente me ha ayudado a ser actor.

E.S. ¿Qué le hizo querer ser actor?

L.D. Cuando era niño, no entendía qué era exactamente eso de actuar, pero siempre estaba interpretando o haciendo imitaciones. Cuando a los seis años vi chavales en televisión, supe lo que quería hacer.

E.S. ¿Cuál fue su primera experiencia en el cine?

L.D. La primera vez que traté de conseguir un representante fue a los siete años. Quería que cambiase mi nombre por el de Lenny Williams porque Leonardo DiCaprio le parecía demasiado étnico. Me negué. Después de 50 castings fallidos, conseguí intervenir en un anuncio de coches. Me encantó. Me pagaban por algo que disfrutaba haciendo y, encima, faltaba a la escuela.

E.S. ¿Le apoyaron sus padres?

L.D. Plenamente. Me llevaban en coche a los castings y me ayudaban con los guiones. Son los mejores padres del mundo y estoy orgulloso de ser su hijo. Hablo con ellos todos los días. Nos llevamos muy bien y trabajan en mi productora porque ¿a quién podría confiar mi carrera mejor que a ellos?

E.S. Al principio elegía papeles poco convencionales, chapero, heroinómano...

L.D. Siempre me ha atraído el mundo de los personajes fuera de lo común. Mi padre era un ilustrador de cómics underground y eso ha influido en mis gustos. He crecido rodeado de personas y artistas extravagantes. Papá siempre me enseñaba el trabajo de sus amigos y los fines de semana lo acompañaba de librería en librería.

E.S. ¿Qué opina de las películas de Hollywood?

L.D. Por lo general, son demasiado estereotipadas para mi gusto. Yo quiero que mis películas tengan contenido real; que supongan un desafío para mí y para el público. Quiero interpretar personajes interesantes y complejos que me diviertan. De lo contrario, me aburriría.

E.S. ¿Cuál es su mayor pasión, aparte del cine?

L.D. Coleccionar objetos de arte excéntricos, una pasión que he heredado de mi padre. Tengo obras de artistas como Robert Williams, Eric White y Mark Ryden. Y disfruto jugando a los videojuegos. Tanto mi padre como yo somos dos tipos temerarios y siempre nos estamos retando a hacer cosas como puenting o paracaidismo. Así es como mantengo la cabeza sobre los hombros.

E.S. ¿Es tan emotivo en la vida como en la pantalla?

L.D. No. Raramente me enfado o lloro. Puedo sentir entusiasmo, pero no una gran felicidad o tristeza.

E.S. Es usted un defensor del medio ambiente y ha apoyado a John Kerry en las últimas elecciones.

L.D. Nunca había participado en campañas políticas. Pero estas elecciones eran las más importantes de mi vida. Necesitábamos un líder; escuché a los científicos y no a las empresas contaminantes. Nuestro clima está cambiando, el calentamiento del planeta es un hecho real. Necesitamos un presidente dedicado a proteger nuestro aire, nuestras tierras y nuestras aguas.

E.S. ¿Piensa casarse y crear una familia alguna vez?

L.D. ¡Por supuesto! ¡Me encantaría! Nos pasamos nuestra vida buscando a nuestra pareja ideal. Pero creo que es terriblemente duro mantener una relación si no dedicas todo el día a esa persona. No sé si un actor puede llevar una relación duradera.

E.S. ¿Tenía éxito con las chicas antes de ser famoso?

L.D. Trataba de hacerlas reír y ellas pensaban que era adorable. Y las halagaba, eso es fundamental.

E.S. ¿Cómo ve su futuro profesional?

L.D. Estoy haciendo The Good Shepherd a las órdenes de Robert De Niro y después me embarcaré en otro proyecto con Martin Scorsese. Quiero trabajar con los mejores. Algún día espero dirigir.